lunes, octubre 26, 2009

el último que apague la luz....


anoche, en el sur de la América meridional, el pueblo soberano hizo uso de su derecho principal a elegir a sus candidatos.
Antes de apagar la luz y descansar, todos pudimos saber lo difícil que resultará determinar el futuro eximio presidente de la república.
Hace unos siglos, casi dos, por allá por 1833, las elecciones eran asunto de pocos ciudadanos, principalmente habitantes de montevideo, quizás de maldonado ,colonia del sacramento, y pocos pueblos más. Era una elección democrática, bajo una constitución republicana, pero "para pocos".
El resto de los habitantes de la región permanecían en un analfabetismo político (y a secas).
Mucho ha pasado desde entonces, muchos esfuerzos de personalidades dedicadas exclusivamente a la política, quienes modelaron el uruguay de hoy.
Pero, y siempre hay un pero, nuestro sistema electoral perfeccionado, ha dado lugar en este último caso a una situación "problema", de incierta definición. Nada que ver con la ley de lemas, nada que ver con la reelección, nada que ver con fraudes y otras yerbas, nada que ver con engaños mediáticos, nada que ver con votos comprados, clientelismo, "cooperativas de votos", ataques a la institucionalidad, sediciones, dictaduras, o cosas aún peores como robarle un caballo al comisario.
En aquel tiempo, de fundación de los llamados partidos tradicionales, la segunda votación para eximio presidente, vino acompañada de un gran clamor popular, que acusaba de malversasión y negociados al primer gobierno soberano.
Desgraciadamente, la historia enseña que ese segundo gobierno fué derrocado por la fuerza, por quien antes había ocupado el sillon presidencial. Y este acto de delito contra la nación fué consumado luego que el gobierno por decreto destituyera de su cargo al comisario de campaña, una figura constitucional. Allí nació la lucha político partidaria de la orientalidad.
Allí, comenzaron las luchas por divisa, que dividieron a "sangre y leche"al corazón patrio.
Es fácil imaginar, el estado cavilante de los paisanos de la república, obligados a defender divisas e intereses, que la historia nos muestra, trascendían las ideas políticas en boga en la época(exeptuando la dicotomía federalismo/unitarismo).
El país era joven y belicoso.
Hoy, casi dos siglos después, la disyuntiva en el sufragio se traslada hacia la composición de las cámaras legislativas, y de allí en segunda instancia, al sillón presidencial.
otras divisas existen hoy entre el pasianaje criollo, el hijo de emigrado, el visitante ocasional,etc.
Son divisas ,algunas de viejo cuño, otras de ocasión.
Seguimos escribiendo la historia.
el último charrúa que apague la luz.

1 comentario:

Anónimo dijo...

Una sensación de líquida nostalgia me recorría siempre frente a Sandokan y sus malayos, la majestuosidad de Tabaré, el impulso por pintarme la cara, no por ser murguero o mariquita como diría la familia, siempre me salían caballos desde el lápiz o algún Hoplita.
La identidad por el origen saltó un día cuando supe que el bisabuelo era Cumbaí, la nostalgia líquida era mi 40% Charrúa y el afán por el pelo largo en rebeldía pasó a ser identidad en una explicación satisfactoria. Creía que nadie haría nunca una historieta sobre la altivez criolla y me vi condenado a recordar al Cabo Savino y a Turok...ahora soy casi feliz descubrí una imágen poderosa en Muxica... Algo o alguien tenía que hacerlo, me congratulo con el autor. Gracias